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La Guerra del Chaco en la prensa china: representaciones sociales y circulaciones de noticias entre China y América Latina (1932–1935)

  • Xiao Zhang ORCID logo EMAIL logo
Published/Copyright: June 26, 2025

Resumen

La Guerra del Chaco (1932–1935) fue una guerra territorial entre Bolivia y Paraguay. El presente artículo analiza la cobertura periodística en China sobre el conflicto. A través de un enfoque metodológico que abarca tres perspectivas: análisis estructural, de contenido y discursivo, se examina cómo la prensa china en chino e inglés, reinterpretó esta guerra sudamericana mediante marcos discursivos locales. Utilizando la teoría de las representaciones sociales de Moscovici, se identifican procesos de objetivación -énfasis en ciertos eventos- y anclaje -asimilación del conflicto al discurso chino, transformando la guerra en un espejo retórico de las tensiones domésticas. Al integrar fuentes históricas chinas, esta investigación amplía la historiografía tradicional, centrada en actores regionales, y contribuye a entender los diálogos transcontinentales entre periferias del sistema-mundo durante el siglo XX.

Abstract

The Chaco War (1932–1935) was a territorial conflict between Bolivia and Paraguay. This article analyzes Chinese journalistic coverage of the conflict. Through a tripartite methodological approach – structural analysis, content analysis, and discourse analysis – the study examines how Chinese newspapers, in both Chinese and English-language publications, reinterpreted this Latin American war through local discursive frameworks. Employing Moscovici’s Social Representations theory, the research identifies processes of objectification (emphasizing specific events) and anchoring (assimilating the conflict into China’s discourse), thereby transforming the war into a rhetorical mirror reflecting domestic tensions. By integrating Chinese historical sources, this investigation expands traditional historiography focused on regional actors, contributing to our understanding of transcontinental dialogues between peripheries of the world-system during the twentieth century.

1 Introducción

La Guerra del Chaco, un conflicto bélico entre Bolivia y Paraguay por el control del Gran Chaco, constituye un episodio clave para comprender las dinámicas geopolíticas latinoamericanas del siglo XX. Su repercusión mediática trasciende las fronteras de América del Sur, extendiéndose a espacios aparentemente distantes como China. Este estudio analiza la cobertura periodística del conflicto en la prensa china, examinando cómo un evento sudamericano fue reinterpretado a través de marcos discursivos locales. La investigación sobre las representaciones construidas en la prensa se enmarca en un contexto histórico crítico para China: la prolongada guerra civil desde 1926, la Guerra de Resistencia contra la Agresión Japonesa iniciada en 1931 y el establecimiento del Estado títere de Manchukuo en 1932. En este escenario, la prensa operó no solo como difusora de noticias, sino también como herramienta para moldear identidades colectivas.

Con este artículo se busca superar las barreras geográficas inherentes a las narrativas históricas sobre la guerra, porque su historiografía tradicional se ha centrado en las fuentes de los países beligerantes. Las investigaciones sobre la Guerra del Chaco destacan su papel como catalizadora de reconfiguraciones identitarias y de consolidación de discursos nacionalistas. Couchonnal (2014) y Caballero (2022) analizaron el contraste con la derrota de Paraguay en la Guerra de la Triple Alianza (1864–1870) y cómo la guerra consolidó el discurso nacionalista, mientras que Martínez (2015) profundizó aún más esta perspectiva al incorporar una visión geopolítica y de la lucha por recursos, revelando el capital petrolero y las condiciones climáticas adversas como “enemigos invisibles”. Al mismo tiempo, se observa una transición del enfoque desde lo político hacia las prácticas culturales y la memoria social: De Chazal (2022) analizó de manera innovadora la política visual del ejército paraguayo, explorando cómo la fotografía oficial funcionó como instrumento de legitimación territorial y motor de narrativas modernizadoras, mientras que Chambi (2018) reconstruyó la experiencia de los prisioneros bolivianos, revelando cómo organizaciones clandestinas, al articular la memoria individual y los proyectos colectivos, influyeron en las dinámicas posbélicas y llenaron un vacío en la historiografía sobre los mecanismos de poder a nivel micro-social.

Últimamente se ha iniciado una lenta superación de estos parámetros mediante la incorporación de análisis periodístico de Argentina y Brasil (Barreto 2024; Gustavo 2015; Zuccarino 2014). Sin embargo, los estudios que emplean fuentes fuera de América Latina siguen siendo escasos, lo cual resulta paradójico al contrastarlo con la magnitud del objeto estudiado, que fue el conflicto bélico más sangriento del siglo XX en la región.

Por otro lado, debe reconocerse el aporte de investigaciones recientes sobre los intercambios sino-latinoamericanos (Dong 2023; Liu 2023; Wang and Ye 2024), las cuales han iluminado los procesos de construcción de imaginarios socioculturales. No obstante, estos trabajos se sustentan predominantemente en narrativas contemporáneas, dejando de lado el análisis de discursos históricos plasmados en la prensa. Este vacío podría atribuirse a las complejidades archivísticas que entraña la recuperación de publicaciones de China de principios del siglo XX, sumado a una subestimación de su valor como agentes de mediación cultural.

En la actualidad, los procesos de digitalización de prensa histórica permiten la recopilación de noticias de lugares y épocas diversas. En nuestro caso, optamos por consultar el “índice nacional de prensa china” de la Biblioteca de Shanghai, centrándonos en el período 1932–1935. En total, hemos recopilado 1 749 noticias relacionadas con la Guerra del Chaco, las cuales fueron publicadas en 94 periódicos escritos en chino o inglés. El análisis sobre la prensa fue complementado por la consulta de los documentos de primera mano en el Segundo Archivo de Historia de China en Nanjing, el Archivo de la Biblioteca Nacional de China y el Archivo Municipal de Shanghai. Con estos recursos archivísticos, que aún no han sido explorados, esperamos ofrecer una nueva perspectiva sobre la Guerra del Chaco, enriqueciendo así la comprensión de este conflicto desde el contexto chino y de las interacciones sino-latinoamericanas a comienzos del siglo XX.

2 Contexto histórico de la prensa en China

Mientras en América Latina se desarrollaba la Guerra del Chaco, China vivió el asedio del imperialismo externo y los problemas de la inestabilidad interna. A comienzos del siglo XX, la dinastía Qing fue derrumbada por la Revolución de Xinhai en 1912, estableciéndose una república que pronto fue controlada por los “caudillos militares del Norte”. En este contexto, las repercusiones de la Guerra Mundial favorecieron la profundización del pensamiento anti-imperialista, que culminó con el Movimiento del 4 de mayo de 1919 y el anti-wilsonianismo. Al mismo tiempo, el Partido Comunista se fundó en 1921 y desempeñaría un papel central en los acontecimientos de la década. Su cooperación con el Partido Kuomintang derrotó a los caudillos militares. Sin embargo, la paz pronto fue interrumpida por el conflicto entre los dos partidos. A esta guerra civil se añadió la ocupación japonesa del noreste de China en 1931, respaldando un gobierno títere en 1932.

La situación caótica interna y la opresión imperial impulsaron el desarrollo y la difusión del nacionalismo a comienzos del siglo XX, que moldeó las grandes transformaciones económicas, políticas y culturales del país. Las características definitorias del nacionalismo chino en esa época, según Lary (2006), se articularon en tres ejes: la búsqueda de la unidad territorial, la resistencia a la agresión extranjera y la reivindicación de estatus internacional. A este respecto, los intelectuales patrióticos del 4 de mayo se convencieron de que la modernización de la sociedad china y el progreso nacional podían alcanzarse mediante la difusión del pensamiento democrático y del conocimiento científico. Para ello, se fundaron una serie de publicaciones, entre las cuales se destacaron la Xinqingnian, la Meizhou Pinglun y la Guomin.

En el ámbito lingüístico, dicho esfuerzo modernizador se materializó en la promoción del baihua (lenguaje vernáculo), siendo los periódicos del 4 de mayo el principal bastión de su difusión. En concreto, esta reforma lingüística consistió en sustituir el sistema escrito clásico -caracterizado por su hermetismo y refinada elegancia lexical- por una escritura vernácula más sencilla y comprensible para hacer la leída y la escritura accesibles a la masa (Kaske 2008; Snow 2004). Hacia 1922, el Gobierno declaró el baihua como lengua oficial, adoptado en manuales educativos, publicaciones periodísticas y documentos gubernamentales (Merriam-Webster 1995, 96), sentando así las bases del chino moderno contemporáneo.

El precursor del movimiento lingüístico estuvo encarnado por la revista mensual Dongfang Zazhi, creada en 1904 por la Editorial Comercial en Shanghai. Durante el periodo 1932–1933, su editor jefe Hu Yuzhi convirtió la publicación en un importante foro de opinión progresista al comentar la situación internacional y presentar nuevas ideas, como el marxismo (Fang 2018). Como intelectual del 4 de Mayo, Hu Yuzhi tuvo dominio del inglés y realizó estudios en Francia sobre derecho internacional. Igualmente, muchos autores de esta revista, como Chen Duxiu, Yu Dafu (formados en Japón), Cai Yuanpei y Chen Hansheng (educados en Alemania), compartían el perfil de intelectuales patrióticos con experiencias académicas en el extranjero. Al comentar los acontecimientos globales, ellos introdujeron nuevos pensamientos y discutieron formas de reforzar China.

Precisamente debido a este carácter cosmopolita, la revista se erigió en “el principal periódico de noticias y actualidad de China en la primera mitad del siglo XX”, como señala Peterson (2011, 280), quien analizó en profundidad las representaciones de los emigrantes en la prensa china. Lamentablemente, no fueron analizados en su obra los reportajes sobre eventos latinoamericanos -región con importante presencia migratoria china- que sí aparecieron en la Dongfang Zazhi.

Además de las publicaciones destinadas a reformar la sociedad y educar a la población, los periódicos comerciales que perseguían fines lucrativos prosperaron en la década de los años treinta. Entre los más destacados figuraron el Shun Pao, el Xinwen Bao y el Shi Bao, todos publicados en Shanghai. Estos periódicos desarrollaron características empresariales que incluían la introducción de maquinaria avanzada, la reducción de precios y la ampliación de secciones para cubrir noticias internacionales con el fin de atraer más lectores. Entre ellos, el Shun Pao, creado en 1872 por el comerciante británico Ernest Major, alcanzó un hito histórico al superar los 50 000 ejemplares de circulación en 1922, convirtiéndose en el diario de mayor alcance en Shanghai e incluso en todo el país (Zhao and Sun 2018, 49).

La prensa escrita en inglés publicada en China, representada por el británico North China Daily News y su homólogo estadounidense, el China Press, operaba bajo una lógica distinta. Ambos medios eran herederos de un orden imperialista que, tras la Guerra Hispano-estadounidense de 1898, había mutado hacia formas de dominación más sutiles. Dicho de otra manera, Estados Unidos, bajo la doctrina de “puertas abiertas”, evitó anexiones territoriales directas en Asia, privilegiando la influencia económica y cultural.

El China Press fue fundado por el periodista estadounidense Thomas Millard y el diplomático chino Wu Tingfang en 1911, registrado en Estados Unidos y financiado por ambos países a nivel oficial y privado (Goodman 2004; Wei 2017). Debido al bloqueo publicitario impuesto por su competidor principal -el North China Daily News- la propiedad del diario se alteró entre estadounidenses, ingleses y chinos, aunque los estadounidenses se mantuvieron en el cargo editorial. El China Press fue una pieza clave de lo que O’Connor (2010) llamó la “Advertiser Red”, una serie de medios de comunicación de Asia Oriental vinculados con los diplomáticos y medios estadounidenses, compartiendo las líneas editoriales similares. Según el mismo autor, esta red resistió a la alianza anglo-japonesa, al bolchevismo y a las actividades japonesas en China y simpatizó primero a Yuan Shikai y luego a Sun Yat-sen, así como al partido Kuomintang. El tiraje del diario fue 5 000 entre semana y 8 000 durante fines de semana, de los cuales un 60 % del lector fueron chinos en 1937 (Chen 1937).

3 Marco teórico

La cobertura mediática de la Guerra del Chaco en la prensa china constituye un caso paradigmático para analizar cómo los conflictos internacionales lejanos son reinterpretados a través de marcos discursivos locales. Este fenómeno, más allá de ser un mero reflejo pasivo de los hechos, se inserta en un proceso activo de construcción de significados. Para comprender este proceso, resulta indispensable integrar la teoría de las representaciones sociales de Moscovici con el análisis histórico del discurso, enfoque que permite indagar las dinámicas entre el contexto sociopolítico chino y la representación de un conflicto sudamericano.

En primer lugar, las representaciones sociales, definidas por Moscovici (1979) como sistemas cognitivos colectivos que reorganizan lo desconocido, operaron como herramientas para adaptar la Guerra del Chaco al universo simbólico chino.

Ahora bien, la dimensión actitudinal, aunque menos explícita, reveló posturas editoriales sutiles. A pesar de que la mayoría de las publicaciones se presentaron como “objetivas”, ciertas editoriales manifestaron una simpatía implícita hacia Paraguay, representado como la “víctima” frente a la “invasión” de Bolivia. Esta analogía resonaba con el discurso antiimperialista de la década de 1930, en un contexto marcado por la resistencia contra las potencias coloniales en Asia. Así, la guerra sudamericana se convirtió en un espejo retórico que reforzaba la narrativa de cohesión nacional china, especialmente tras los primeros incidentes de la Guerra de Resistencia contra la Agresión Japonesa en 1931.

Por otro lado, el campo de representación, entendido como la imagen concreta construida sobre el objeto (Moscovici 1979), se construyó mediante recursos retóricos como la prosopopeya. En nuestro caso, Paraguay fue personificada por la prensa china como un “guerrero”, encarnando valores como el heroísmo y la resistencia. Estas metáforas no solo simplificaron las identidades nacionales de los beligerantes, sino que también proyectaron estereotipos arraigados en el imaginario sobre lo “ajeno”.

Para la construcción de las representaciones sociales, la “objetivación” y el “anclaje” desempeñaron roles cruciales en los procesos formativos. La objetivación se evidenció en la selección de elementos específicos del conflicto, como las batallas clave o la figura del general paraguayo José Félix Estigarribia. Por su parte, el anclaje insertó la representación del Chaco en el discurso nacionalista chino. Al vincular el conflicto con la “guerra no declarada” y la ineficiencia de la Liga de las Naciones, los medios reforzaron la narrativa contra el imperialismo japonés, un tema central en la agenda del movimiento nacionalista chino en aquel momento.

Las funciones primordiales de las representaciones sociales son integrar la novedad, interpretar la realidad y orientar las conductas (Moscovici 1979), lo que coincide con la función social que asume la prensa. Con respecto a esta última, los estudios de Hamm (2003) sobre la prensa en Asia Oriental evidenciaron los papeles importantes que jugaban los periódicos como agentes del gobierno, proveedores de nuevas ideas, educadores culturales y voces del pueblo. Debido a esta compatibilidad de funciones sociales, la construcción de las representaciones deviene un factor esencial e imprescindible en el proceso de generar los discursos periódicos para una prensa que aspira a influir en sus lectores.

La posición fundamental de la prensa en la construcción y la difusión de las representaciones es un hecho compartido por los investigadores en esta área. Para Ortiz (2013), la representación se renueva, moldea y se recrea constantemente a través de la comunicación cotidiana entre las personas, ya sea cara a cara, mediante la educación o los medios de comunicación. Por su parte, Gutiérrez (2007) mostró que los periódicos eran el origen y nutriente fundamental en la elaboración de las representaciones sociales, pues suministraban temáticas de discusión para la vida cotidiana. En China, considerando que en el período estudiado los estudios latinoamericanos todavía no eran incorporados en la agenda educativa, la prensa llegó a ser la referencia principal a la que recurría una persona interesada en los últimos sucesos de América Latina, convirtiéndose en la fuente fundamental de sus representaciones sociales para la masa.

Al analizar las representaciones sociales acerca de la guerra, aplicamos el análisis histórico del discurso a los textos periodísticos de China. Este enfoque interdisciplinario se interesa en examinar cómo el lenguaje operó como herramienta comunicativa en un período histórico específico, explorando su rol en la reflexión y configuración de prácticas socioculturales y políticas (Navarro 2008). Durante la última década, dicha metodología ha ganado relevancia entre historiadores y lingüistas (Granda 2018; Paz and Alicia 2021; Velásquez and Escobar 2018) por su capacidad para integrar dimensiones contextuales críticas. En especial, el análisis histórico del discurso subraya la necesidad de situar los discursos dentro de marcos histórico-sociales concretos, recurriendo a archivos históricos para reconstruir las condiciones de producción textual. De esta manera, contextualizamos los reportajes sobre la Guerra del Chaco dentro de las luchas antiimperialistas, la guerra civil y la Guerra de Resistencia contra la Agresión Japonesa que definieron la década de 1930 en China. Este marco permitió identificar cómo el conflicto sudamericano fue anclado retóricamente a problemáticas domésticas, transformándose en un espejo discursivo de las tensiones internas.

4 Metodología

El presente estudio se basa en un análisis tripartito de las fuentes periodísticas chinas sobre la Guerra del Chaco: análisis estructural, análisis de contenido y el del discurso. Esta metodología, retomada de investigaciones previas sobre la historia de la prensa (Soto and Zhang 2024; Soto et al. 2022), permite entender tanto la materialidad de los medios como sus construcciones narrativas.

La disposición espacial de las noticias reveló la importancia otorgada por los editores de la prensa al acontecimiento. Para ello, indagamos en las páginas donde las noticias sobre la Guerra del Chaco fueron publicadas. Como resultado, más del 50 % de los textos sobre el conflicto se concentraron en las páginas 4, 7, 8, 9 y 10 (en el Dagong Bao, el Shun Pao y el Xinwen Bao principalmente), mientras que menos del 10 % ocuparon la portada, destacándose el China Press. Esta distribución confirma la importancia moderada asignada al conflicto sudamericano en la prensa china, patrón similar al observado en coberturas decimonónicas (Soto and Zhang 2024).

De igual forma, nos interesa saber la posición de las noticias dentro de una página. Al dividir cada página en cuatro sectores (superior izquierdo, superior derecho, inferior izquierdo, inferior derecho), se registraron 456, 467, 337 y 489 noticias respectivamente. Cabe mencionar que la prensa escrita en chino tenía una forma de escribir y leer diferente de la escrita en inglés. En concreto, el chino se escribió verticalmente de derecha a izquierda con encuadernación al margen izquierdo -donde el cuadrante superior derecho era la zona más prominente. Esta forma de escritura de las noticias se mantuvo hasta 1956, cuando el Renmin Ribao empezó a imprimir en una dirección horizontal, de izquierda a derecha (Taylor and Taylor 1995, 102).

En cuanto al análisis de contenido, estudiamos el desfase entre la fecha del acontecimiento y la de su publicación, el lugar de publicación, así como el titular de las noticias. El desfase temporal evidenció un salto tecnológico respecto al siglo XIX. Un 87 % de las noticias (1 519) se publicaron con un retraso de 0-2 días, mientras que solo un 3 % (50) superaron los 3 días. Los 180 (10 %) casos restantes, sin fecha marcada, correspondieron a revistas mensuales. Comparado con el caso de finales del siglo XIX, cuando una noticia sudamericana tardaba uno o dos meses en ser publicada en China (Soto and Zhang 2024), el progreso en la reducción del desfase fue evidente. El motivo primordial de este avance fue tecnológico. El uso del telégrafo a gran escala y la invención de la radio sustituyeron el transporte marítimo de noticias.

Shanghai fue donde se publicaron la mayor parte de la información sobre la Guerra del Chaco. Entre las 1 749 noticias, un 87 % (1 525) fueron publicadas en esta ciudad. Este resultado guarda relación con las consecuencias de la Guerra del Opio. Tras la derrota de la dinastía Qing, el emperador Dao Guang firmó con el imperio británico el Tratado de Nanjing en 1842. En dicho acuerdo se pactó que Shanghai, junto con otros cuatro puertos, quedaron abiertos al comercio con Occidente. Los beneficios para las potencias europeas se consolidaron con la legalización de la Concesión Internacional de Shanghai en 1863, sede del China Press y el North China Daily News. Además, Tianjin y Nanjing fueron otras dos ciudades principales que informaron sobre la Guerra del Chaco, publicando respectivamente 96 y 90 noticias.

Por otro lado, los titulares relacionados con la guerra fueron predominantemente breves e informativos, entre los cuales solo un 61 % incluían subtítulos. Para estos titulares, los actores estatales ocuparon un lugar central: “Paraguay” (1 189 menciones) y “Bolivia” (1 171) aparecieron con mayor frecuencia, seguidos por la “Sociedad de las Naciones” (433) y “Sudamérica” (112). Por ejemplo: “Tensión diplomática entre Bolivia y Paraguay” ( Shun Pao 1932, 7), “Nuevo conflicto en Sudamérica: Bolivia y Paraguay en guerra” ( Dagong Bao 1932, 4), “Ignorando la Sociedad de las Naciones: reanudación del conflicto entre Bolivia y Paraguay” ( Shun Pao 1933, 10), “Tropas bolivianas atrapadas: Paraguay afirma haber logrado maniobra efectiva” ( North-China Daily News 1933, 20) e “Combates intensos entre Bolivia y Paraguay: fuertes pérdidas en el ataque de Paraguay a fortaleza boliviana” ( Xinwen Bao 1934, 10). Las figuras individuales, tales como Hans Kundt o José Félix Estigarribia aparecieron de forma marginal, reforzando una narrativa que interpretaba la guerra como choque entre entidades nacionales abstractas, no como producto de agentes humanos.

En relación con el análisis del discurso, basado en la construcción de un corpus de noticias sobre la Guerra del Chaco, esta investigación deconstruye los textos periodísticos en dos dimensiones: información objetiva y valoración subjetiva. En el nivel factual, mediante el análisis estadístico de temas recurrentes, buscamos los eventos que atrajeron la mayor atención de la prensa china. Los reportajes ampliamente reproducidos sobre movilización militar, armas utilizadas en las batallas y mediaciones diplomáticas configuraron un marco cognitivo de exposición selectiva.

En cuanto a los textos analíticos, los redactores compararon la Guerra del Pacífico con la Guerra de Resistencia contra la Agresión Japonesa de China. El discurso reflejó tanto la tradición de empatía intelectual hacia la suerte de pueblos vulnerables, como la sintonía con el fervor patriótico del movimiento nacionalista doméstico. A continuación, a través del proceso de análisis discursivo, estudiamos cómo los textos periodísticos completaron reproducción de significados bajo el doble contexto histórico sino-latinoamericano.

5 Análisis del discurso: la Guerra del Chaco en la prensa china

Cuando la Guerra del Chaco estalló en 1932 entre Bolivia y Paraguay, la prensa china no tardó en establecer paralelos con la agresión japonesa en Manchuria iniciada un año antes. El 18 de septiembre de este año, el ejército japonés de Kwantung destruyó un tramo de la vía férrea del Sur de Manchuria y alegó que había sido saboteada por las fuerzas chinas. El incidente desencadenó una ofensiva armada que, para febrero de 1932, había llevado a la ocupación completa de toda la región de Manchuria por Japón. En marzo del mismo año, esta potencia asiática impulsó el establecimiendo del Estado títere de Manchukuo, representado por el último emperador de la dinastía Qing -Puyi- derrocado por la Revolución de 1912. En este contexto, la revista estudiantil más influyente de la época -la Zhongxuesheng- subrayó que ambos conflictos compartían un patrón de “guerra no declarada”, donde la violencia se desencadenó sin previo aviso diplomático:

En el último mes, los pequeños países sudamericanos de Bolivia y Paraguay se vieron envueltos en un conflicto bélico que ha captado la atención internacional. La Liga de las Naciones emitió una declaración instando a ambos países a cesar las hostilidades; sin embargo, después de más de diez días de enfrentamientos, no se vislumbra ninguna solución. […] La pelea de Bolivia y Paraguay, dos hermanos pequeños de Sudamérica, no ha involucrado a otros países, por lo que no es una catástrofe mundial. No obstante, hay dos aspectos que deberían llamar la atención de China:

1) Al igual que en la reciente guerra en el Lejano Oriente, esta es otra guerra que comenzó sin una declaración formal, rompiendo las normas internacionales.

2) La Liga de las Naciones, que se supone ser la guardiana de la paz mundial, ha mostrado una vez más su ineficacia y debilidad (Zhongxuesheng 1932, 6–9).

Tal como comentó la Zhongxuesheng, otra similitud que la prensa china encontró para vincular los dos conflictos era la ineficiencia de la Sociedad de las Naciones en la resolución de disputas internacionales. En China, los intelectuales ya desconfiaban de la Sociedad, porque esta organización fracasó en su intento de refrenar las acciones de Japón en Manchuria. Poco después del Incidente de Mukden en 1931, el Gobierno chino recurrió a la mediación de la Sociedad, y esta última envió la Comisión Lytton a la región para investigar la legitimidad del Manchukuo. A pesar de que, en febrero de 1933, basándose en el informe Lytton, la Sociedad declaró que Japón violó la integridad territorial de China, Japón se retiró de la organización en protesta (Walker 2013). Así, Manchuria permaneció bajo su control sin que la Sociedad impusiera más sanciones.

La Guerra del Chaco repitió el patrón: aunque la Sociedad formó una comisión de paz para resolver el conflicto, dicho grupo no llegó al terreno. En su lugar, se designó a un par de países latinoamericanos -Argentina, Chile, Brasil y Perú-, que tenían intereses propios para llevar a cabo la mediación en nombre de Ginebra. A este respecto, la Sociedad de las Naciones fue criticada por la prensa china. El Daily News (1933, 11) comentó que la organización solo sirve para dar discursos, no para detener balas, argumentando que su comisión de paz “debería haber sido responsable de todo el proceso del arbitraje y que, solo excluyendo la participación de otros países sudamericanos, se podría garantizar la neutralidad de la mediación.”

La frustración hacia el organismo se vinculaba a una visión más amplia: desde 1926, cuando Brasil abandonó la Liga por su sesgo proeuropeo (Li 2021), la prensa china venía manifestando su indignación. En concreto, la Xiandai Pinglun (1926, 9) lo describió como un club de las potencias, en vez de un defensor de los débiles, porque “la Liga siempre parecía respaldar a las naciones poderosas en detrimento de los débiles, lo cual suscitaba dudas de que estuviera manipulada por una o dos potencias.” La actitud de la Sociedad de las Naciones hacia las naciones latinoamericanas permitió a los intelectuales chinos constatar que los países centrales del sistema-mundo dominaban el orden global, imponiendo su voluntad a los Estados periféricos.

El uso de bombardeos aéreos en ambos conflictos reforzó la analogía. Bolivia, según el Shi Bao (1932, 3), atacó comunidades civiles asentadas en el Chaco con bombarderos, una táctica que evocó el bombardeo japonés a Jinzhou en 1931, causando la muerte y lesiones a más de 50 civiles. El incidente marcó la primera vez, después de la Primera Guerra Mundial, en que una ciudad era objeto de un ataque aéreo, lo que provocó una fuerte condena tanto por parte de la Liga de Naciones como de la opinión pública internacional (Brooks 2000; Joseph 2018).

Con el respaldo de armas modernizadas y la financiación de magnates del estaño, como Simón Patiño, Bolivia ocupó a finales de julio tres fortines paraguayos -Toledo, Corrales y Florida- a los que posteriormente sumó Boquerón, calificado por el China Press (1932, 1) como “un sitio estratégico para Paraguay en el Gran Chaco”. En Paraguay, el presidente declaró la movilización general del pueblo, desplegando una resistencia inmediata, la cual los periodistas chinos aprovecharon para forjar una representación heroica del país. Las crónicas informaron cómo 300 ciudadanos voluntarios sitiaron las instalaciones castrenses exigiendo incorporarse al próximo contingente destinado al frente chaqueño, a los que se unieron 1 200 hombres provenientes de múltiples regiones que convergieron en Asunción para alistarse (China Press 1932, 1; North China Daily News 1932, 11). Este fervor nacionalista incluso permeó a la infancia, con “procesiones diarias de centenares de niños marchando por las arterias urbanas coreando el himno nacional” (China Press 1932, 1).

Una característica destacada del nacionalismo en Paraguay fue la activa participación de las mujeres. Comentaron el fenómeno así: “El fervor por la guerra era tan intenso que las mujeres acudían en masa a las filas militares y formaron un Batallón de ‘Amazonas’” ( North China Daily News 1932, 11; Shi Bao 1932, 3). Además, cientos de mujeres rodearon las oficinas de reclutamiento del Ministerio de Guerra en Asunción, solicitando unirse al ejército y recibir instrucción en el uso de rifles, enfatizando su derecho a “defender la patria” ( North China Daily News 1932, 11). La incorporación llamativa de las mujeres en el ejército estuvo relacionada con la disminución de la población paraguaya debido a la derrota paraguaya en la Guerra de la Triple Alianza entre 1864 y 1871 contra Brasil, Uruguay y Argentina. Según Gil (2007, 51), esta guerra redujo la población paraguaya de 1 400 000 a 220 000 personas, con la supervivencia de apenas 30 000 hombres en edad reproductiva.

Para los periódicos chinos, la falta de resistencia del Gobierno de Nanjing ante la agresión de Japón - la llamada política de “no resistencia” de Chiang Kai-shek- contrastaba con la movilización paraguaya, un tema que generó duras críticas. En este sentido, al construir las representaciones sobre la Guerra del Chaco, la prensa se apropió de ella para expresar sus propias demandas políticas en China. De esta manera, la representación del conflicto llegó a intervenir en lo social mediante el proceso de anclaje.

En concreto, la Shijie Chenbao (1932, 1) criticó que “el alto mando militar chino, ante la resistencia legítima y proactiva desplegada por Paraguay, debería ruborizarse de vergüenza”. Del mismo modo, la Xingqiliu (1932, 3–4) enfatizó que “cuando los tratados internacionales se revelaron impotentes para contener la barbarie de las potencias, no había más remedio que resistir a ultranza”, por lo que el Gobierno paraguayo superó al de Nanjing de “retórica capitulacionista”. Con un tono similar, la Jiuguo Zhoubao culminó esta línea argumental con una analogía punzante:

Mientras Bolivia, con 3 977 efectivos regulares, agrede impunemente, Paraguay moviliza a sus 2 905 soldados en resistencia tenaz, combinando firmeza diplomática en la Sociedad de las Naciones con determinación bélica. ¿Cómo no sentir vergüenza cuando nuestro ejército de dos millones de soldados permanece inerte ante la agresión japonesa, limitándose a suplicar a un organismo internacional paralizado? ( Jiuguo Zhoubao 1932, 30–31).

Paraguay y Bolivia eran dos naciones desconocidas para los lectores chinos antes de la guerra en cuestión. En un artículo en la columna de “respuesta a los lectores” sobre la Guerra del Chaco, el Shun Pao (1934, 15) lamentó que “a pesar de la cobertura constante sobre la Guerra del Chaco, muchos universitarios creían que esta guerra tenía lugar en Europa”. El periódico consideró esta situación bastante lamentable y un reflejo del fallo del sistema educativo. Según Guo y Chen (2021), a finales del siglo XIX, la geografía moderna ya había sido incorporada en la educación china, convirtiéndose en una asignatura básica de las escuelas de todos los niveles. No obstante, estos estudios eran eurocéntricos, tomando la civilización moderna de Europa como un paradigma de aprendizaje para China. La geografía y la historia de los países periféricos del sistema-mundo eran ingrávidas.

Dada esta ignorancia geográfica, la prensa china creía necesario presentar a sus lectores información sobre Bolivia y Paraguay. Las representaciones políticas de Bolivia construidas en la prensa china destacaron su inestabilidad política. Con respecto a este rasgo, la Guoji Yibao (1932, 22–26), revista mensual de Shanghai centrada en el análisis de los acontecimientos internacionales, informó que los regímenes del país altiplánico se caracterizaban por las “luchas internas dentro de la burguesía” y los “conflictos en el Congreso”, y solían ser derrocados por los “golpes de Estado y las rebeliones”. Asimismo, el Gobierno boliviano se enfrentó a las “manifestaciones estudiantiles y de la pequeña burguesía, así como a las huelgas de trabajadores en los sectores de educación, correo y energía eléctrica” que “prácticamente ocurrían a diario”. Semejantes opiniones guardaban relación con la evolución política del país, en particular con la tradición de la oligarquía minera en el poder.

En cuanto a las “luchas internas de la burguesía” descritas en la prensa china, los políticos bolivianos se dividían principalmente en dos grupos antagónicos: el Partido Conservador representado por las élites de la plata basadas en Sucre; y el Partido Liberal apoyado por las del estaño en La Paz. El último partido sustituyó al primero mediante la guerra civil de 1899, conforme a la caída del precio de la plata y la prosperidad del estaño durante la primera mitad del siglo XX (Klein 2022). Entre los presidentes liberales destacaron José Manuel Pando (1899–1904) e Ismael Montes (1904–1909, 1913–1917). Hacia 1914, los disidentes del Partido Liberal, representados por Daniel Salamanca y Bautista Saavedra, establecieron el Partido Republicano, que subió al poder mediante un golpe de Estado en 1920.

Apenas iniciado el régimen, los republicanos se separaron en dos fracciones en torno a dos figuras políticas: Bautista Saavedra que inició su mandato en 1921 y Daniel Salamanca que gobernó el país de 1931 a 1934, cuando ocurrió la Guerra del Chaco. Los opositores del presidente Salamanca criticaron que este buscaba la aventura militar en el Chaco para afrontar la crisis económica y social de Bolivia (Morales 2010, 98). Cuando el presidente fue derrocado por un golpe de Estado en 1934 por Enrique Peñaranda, el comandante del ejército, en la prensa china corrió el rumor de que Salamanca había sido capturado por los soldados paraguayos ( Shun Pao 1934, 6).

Otra característica llamativa de la representación boliviana fue su riqueza en recursos minerales, especialmente en el estaño. Según la Guoji Yibao (1932, 22), “la producción de estaño de Bolivia ocupaba el segundo lugar del mundo”, con las ganancias por exportación del estaño de 1 500 000 bolivianos (6 840 000 en total) en 1929. Sin embargo, según el Shun Pao (1934, 25), desde que una empresa estadounidense adquiriera dos de las principales minas en Bolivia, “el 80 % del estaño quedaba bajo propiedad estadounidense”. El control estadounidense sobre las minas de Bolivia se debió a las concesiones petroleras durante el mandato del presidente Bautista Saavedra (1921–1925). Desde 1920, el Gobierno boliviano permitió que las empresas estadounidenses adquirieran las minas antes reservadas a los empresarios locales, quienes las gestionaban de manera ineficiente (Klein 2022).

En este sentido, la representación económica de Bolivia en la prensa fue su dependencia del capital extranjero, en particular del estadounidense. Al enfatizar que “las fuerzas imperialistas estadounidenses habían arraigado profundamente en Bolivia” ( Guoji Yibao 1932, 22–26), particularmente en el control de su sector minero mediante inversiones y préstamos, los medios chinos construyeron una imagen de Bolivia como “semicolonia”. Esta caracterización no solo reflejaba la realidad económica boliviana, sino que operaba como un espejo discursivo de la propia experiencia china frente la penetración japonesa. Al retratar a ambos países -Bolivia y China- como víctimas de un orden internacional asimétrico dominado por potencias centrales, la prensa reforzó la noción de una solidaridad periférica. Este paralelismo permitió a los intelectuales chinos articular un mensaje dual: denunciar la explotación económica extranjera en América Latina mientras subrayaban la urgencia de resistir similar sujeción en el contexto doméstico. Así, la representación de Bolivia como entidad semicolonial no fue un mero ejercicio descriptivo, sino un acto de posicionamiento político que buscaba movilizar conciencia antiimperialista en China, vinculando destinos geográficamente distantes, pero estructuralmente afines dentro del sistema-mundo.

Por su parte, la representación económica de Paraguay también se caracterizó por su dependencia del extranjero. Según los datos ofrecidos por la Guoji Yibao (1932, 23), “el sistema económico paraguayo, además de ser subdesarrollado, estaba controlado por los capitalistas de Gran Bretaña, Estados Unidos, Argentina y Francia, especialmente los tres primero”. Comentando la misma situación, en la Junxiao Xunkan (1934, 11) se escribió que, a pesar de que Paraguay recibió mucha inversión estadounidense, su gobierno estaba manipulado por Gran Bretaña, que controlaba las industrias más importantes del país, como fue el caso del ferrocarril.

Por último, un rasgo interesante de la representación de Paraguay en la prensa china fue el de ser bélica. El China Press (1932, 10), recordando su comportamiento durante la Guerra de la Triple Alianza, escribía que “Paraguay había ganado una reputación destacada como un guerrero”. El texto rezaba así:

Those who know their map of South America are aware that Paraguay occupies a very inconspicuous space, and that, in particular, her neighbors the Argentine Republic and Brazil are big enough to tuck her away in a corner of their demesne and then as likely as not scarcely notice that she was there. But Paraguay has cheerfully thrown down the gage of battle to both of them at the same time. That was in the days of López the Dictator, a gentleman who persuaded himself into the belief that he was the Napoleon of South America. Whatever his shortcoming, López was a first-class fighting man. […] Bolivia may have of a frisking war of limited duration ( China Press 1932, 10).

La profecía sobre la duración limitada del China Press falló, porque la guerra duró tres años. A pesar de que Paraguay logró tomar la fortaleza Ballivián más importante de Bolivia en 1935, ninguno de los países logró una ocupación completa del Chaco. Cuando se declaró el alto el fuego en junio de 1935, los dos países sufrieron enormes pérdidas de recursos financieros y humanos. Según el cálculo del Shun Pao (1935, 8), el número total de fallecidos en ambos bandos ascendió a 50 000 personas, mientras los heridos alcanzaron la cifra de 60 000. Además, las economías de Bolivia y Paraguay se vieron sumidas en la crisis, afectando a las de los países que mantenían unas relaciones comerciales estrechas con ellas, como Gran Bretaña y Argentina. Posteriormente, los tratados firmados en 1938 y en 2009 establecieron un acuerdo definitivo de límites. La zona en disputa quedó dividida en una cuarta parte bajo soberanía boliviana y tres cuartas partes bajo soberanía paraguaya.

De la revisión hemerográfica posterior al conflicto se desprende que, para la prensa china, la Guerra del Chaco no solo constituyó una tragedia bilateral boliviano-paraguaya, sino que reveló problemas estructurales en el orden internacional, conteniendo advertencias paradigmáticas para China. La Zhongyang Shishi Zhoubao (1935, 29) describió las catastróficas consecuencias bélicas: colapso económico en ambos beligerantes con devaluaciones monetarias superiores al 50 % -el peso paraguayo llegó a valer menos de medio centavo estadounidense-, escasez de víveres esenciales y pauperización social extrema. La revista subrayó que “las mujeres y los ancianos debían asumir roles productivos fundamentales” ante la desaparición masiva de varones en edad laboral.

Al comentar los resultados de la guerra, la Waijiao Yuebao (1935, 203–10) expuso el doble estándar de la Sociedad de Naciones al gestionar el conflicto chaqueño y la cuestión sino-japonesa, desnudando la hipocresía de su retórica pacifista. Este paralelismo evidenció la incapacidad del organismo internacional para actuar como garante efectivo de Estados periféricos. Asimismo, cabe destacar el registro en Shijie Zhishi (1935, 140–43) de las movilizaciones antibelicistas sudamericanas -protestas populares en Bolivia y Paraguay- que manifestaron el surgimiento de conciencia pacifista en naciones periféricas.

Según estos autores, la Guerra del Chaco aportó lecciones estratégicas para China: primero, advirtió sobre los riesgos para los Estados periféricos de caer en conflictos instigados por potencias imperialistas. Segundo, demostró que el pacifismo requería articularse con resistencias colectivas, pues, aunque los movimientos antibelicistas sudamericanos fueron incipientes, vislumbraron la posibilidad de alianzas contrahegemónicas. Para la prensa, China tenía que superar ilusiones sobre organismos como la Sociedad de Naciones, fomentando coaliciones con pueblos oprimidos. Solo mediante esta síntesis de pacifismo programático y unidad antiimperialista podrán preservarse soberanías nacionales y estabilidad regional.

6 Conclusión

La atención que la prensa china otorgó a la Guerra del Chaco fue moderada, pero significativa en su dimensión simbólica. Los diarios vernáculos, al enfatizar elementos como la “guerra no declarada” y la inoperancia de la Sociedad de las Naciones, establecieron un paralelismo retórico entre el conflicto sudamericano y la Guerra de Resistencia contra la Agresión Japonesa de China. Esta analogía no fue casual: al representar a Paraguay como una nación pequeña que resistía ante un adversario más poderoso, la prensa china proyectó su propia lucha antiimperialista sobre el escenario latinoamericano. Así, la narrativa periodística incorporó los principios del nacionalismo chino de los años treinta -la unidad territorial, la resistencia a la agresión externa y la elevación del estatus nacional en la sociedad internacional- al marco interpretativo de la guerra. De este modo, la cobertura mediática trascendió la mera difusión de hechos para convertirse en un instrumento de construcción identitaria, reforzando la cohesión social en un contexto de crisis geopolítica interna y externa.

La impotencia de la Sociedad de las Naciones ante ambos conflictos -el sudamericano y el asiático- evidenció para los intelectuales chinos las asimetrías del orden mundial. La organización, manipulada por las potencias centrales, mostró su incapacidad para proteger a los Estados periféricos en el sistema-mundo. Esta percepción profundizó la convicción de que solo mediante el fortalecimiento nacional -económico, militar y diplomático- se podría alcanzar el reconocimiento global.

En cuanto a las representaciones sociales, la prensa china construyó imágenes contrastantes de Bolivia y Paraguay. Este emergió como un símbolo de resistencia heroica, equiparado metafóricamente con la lucha china contra Japón. Se destacó su movilización popular y el papel activo de las mujeres. Bolivia, en cambio, fue retratada como un Estado fracturado por luchas internas, dependiente del capital extranjero y dirigido por élites corruptas. Su inestabilidad política y su vinculación con intereses estadounidenses -especialmente en la explotación del estaño- la situaron como una “semicolonia”. Estas representaciones funcionaron como espejos retóricos que proyectaron las preocupaciones domésticas de China sobre el escenario latinoamericano, entrelazando destinos periféricos en un diálogo transcontinental de resistencias y reivindicaciones.


Corresponding author: Xiao Zhang, Department of Hispanic and Portuguese, Beijing Foreign Studies University, No 2 Xisanhuan North Road, Haidian District, Beijing, 100089, China, E-mail:

  1. Research ethics: The local Institutional Review Board deemed the study exempt from review.

  2. Informed consent: Informed consent was obtained from all individuals included in this study.

  3. Author contributions: All authors have accepted responsibility for the entire content of this manuscript and approved its submission.

  4. Competing interests: Authors state no conflict of interest.

  5. Research funding: None declared.

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Received: 2025-02-20
Accepted: 2025-05-28
Published Online: 2025-06-26

© 2025 the author(s), published by De Gruyter and FLTRP on behalf of BFSU

This work is licensed under the Creative Commons Attribution 4.0 International License.

Downloaded on 21.11.2025 from https://www.degruyterbrill.com/document/doi/10.1515/sai-2025-0001/html
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