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El nuevo gobierno de Milei y China

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Published/Copyright: October 3, 2024

Resumen

La llegada al gobierno de Javier Milei en Argentina constituye una novedad para la historia política argentina y también para el análisis de las relaciones con la República Popular China. El gobierno que comenzó el 10 de diciembre de 2023 es un resultado de la profunda crisis económica que atraviesa el país y de la habilidad del líder libertario de sumar apoyos a partir del descontento social. Este cambio de gobierno vino de la mano de un marcado cambio en materia de política internacional para el Estado argentino. Las tensiones abiertas por el nuevo presidente que sistémicamente declara en contra del gobierno chino ponen en riesgos los avances obtenidos en 52 años de relaciones bilaterales entre ambos países. El acelerado desarrollo del vínculo sino-argentino en las últimas décadas actualmente se ve afectado por decisiones como el rechazo a incorporarse al bloque ampliado de los BRICS o mantener vínculos con funcionarios en Taiwan de China. En este artículo se destacan las implicancias concretas de la llegada de Milei al Gobierno para la relación bilateral entre ambos países y se analizan las perspectivas futuras en función de la dinámica global en curso.

Abstract

The arrival of Javier Milei to the government in Argentina constitutes a novelty for Argentine political history and also for the analysis of relations with the People’s Republic of China. The government that began on December 10, 2023 is the result of the deep economic crisis that the country is going through and the ability of the libertarian leader to add support from social discontent. This change of government came with a marked change in international policy for the Argentine State. The tensions opened by the new president who systematically declares against the Chinese government put at risk the progress obtained in 52 years of bilateral relations between both countries. The accelerated development of the Sino-Argentine links in recent decades is currently affected by decisions such as the refusal to join the expanded BRICS bloc or maintain ties with officials in China’s Taiwan. In this article we propose to highlight the specific implications of Milei’s arrival to the government for the bilateral relationship between both countries and analyze future perspectives based on the ongoing global dynamics.

1 La llegada de Milei al Gobierno de Argentina

El cambio de Gobierno que se dio el 10 de diciembre de 2023 tiene características sumamente novedosas. El nuevo presidente, Javier Milei, cuenta con rasgos inéditos para la historia política argentina. Desde el surgimiento del partido político La Libertad Avanza y la llegada al Congreso de Milei en 2021, pasaron solo dos años para que alcanzara la presidencia. Semejante fenómeno no tiene precedentes desde el regreso de la democracia en 1983 y solo puede ser asimilable a la emergencia del liderazgo popular de Juan Domingo Perón, quien llegó a la presidencia por primera vez en 1946. A diferencia del histórico líder de masas, Milei jamás había ocupado un cargo institucional en el Estado argentino.

El candidato libertario en las elecciones generales de octubre había alcanzado el 29,9% de los votos, quedando en segundo lugar. Posteriormente, logró ganar el ballotage del 19 de noviembre de 2023 con el 55,6% de los votos. Entre ambas elecciones, es importante destacar que logró el apoyo de sectores del PRO (liderados por el ex presidente Mauricio Macri). La segunda vuelta electoral expresó un claro rechazo al frente electoral Unión por la Patria liderado por Sergio Massa, quien era el mismo ministro de Economía del Gobierno de Alberto Fernández.

En el plano nacional, las reivindicaciones históricas que hace Milei se encuentran del lado de las tradiciones liberales que se enfrentaron a las diversas expresiones del movimiento nacional-popular. En varias ocasiones, ha construido su posición ideológica desde las tradiciones que son parte del antipopulismo argentino. Esta tradición, que atraviesa al liberalismo argentino desde el siglo XIX, pasa por la orientación neoliberal de la última dictadura militar y del menemismo, y tiene una de sus últimas escalas en la presidencia de Mauricio Macri entre 2015 y 2019. Se trata de una defensa del liberalismo económico con una profunda carga ideológica conservadora.

Tal como sostiene el historiador Ernesto Semán, teniendo en cuenta una historia larga: “En la Argentina, el antipopulismo abrevó en una extensa tradición de diseñar formas políticas en las que los gauchos, obreros o pobres tuvieran una inserción en el sistema, siempre que esa inserción no pusiera en riesgo el liderazgo de las élites” (Semán 2021, p. 11). Mientras que en la historia más reciente, es preciso comprender los preceptos de Milei y el antipopulismo en acérrima oposición al kirchnerismo, que gobernó entre los años 2003–2015 y fue parte del gobierno liderado por Alberto Fernández (2019–2023).

Para comprender las divisiones ideológicas en la Argentina, así como es preciso delimitar las coordenadas históricas, es necesario comprender que es un fenómeno con dimensiones inéditas. Efectivamente, su lugar en la política tiene una novedad en la orientación, ya que se trata de una derecha alternativa que no son “los neoliberales” de los 90 del siglo pasado (aunque los haya) o no se limitan a los conservadores de siempre (aunque los haya también). Tal como señaló en su momento Pablo Stefanoni: “se puede hacer el esfuerzo de captar la novedad y la potencia de este libertarismo contemporáneo para presentarse como rebelde frente al status quo” (Stefanoni 2021a, p. 59).

Aclarada la excepcionalidad de esta nueva derecha “rebelde”, también es justo señalar que se trata de una rebeldía particular ligada a las consecuencias que legó la pandemia del COVID-19. El sociólogo argentino Daniel Feierstein señala: “Resulta fundamental distinguir la enorme distancia cualitativa entre el revolucionario que confronta con la norma porque busca transformar la realidad y aquel que solo busca legitimar su falta de disposición a asumir los compromisos que requiere el lazo social, aunque a los dos hoy se los llame incorrectamente rebeldes” (Feierstein 2021 p. 199). Esta nueva derecha que busca quitar todo tipo de regulación seguramente no hubiera sido posible sin una pandemia que obligó a regular a las sociedades en sus actividades biológicas y sociales más básicas.

Feierstein fue uno de los más lúcidos analistas de la novedad más importante de la nueva derecha argentina que terminó llevando a Milei a la presidencia. En el año 2019, advirtió sobre cómo las estrategias de la derecha comenzaban a diseñar una salida fascista a las sucesivas crisis que afrontaba el país. El sociólogo advirtió que la derecha argentina iba camino a construir una alternativa de tipo fascista que ni siquiera había logrado la última dictadura cívico-militar. Feierstein señalaba:

“Las estrategias de la derecha argentina, en esta última década comienzan a proponernos algo paradójicamente peor que lo que buscó instalar aquella dictadura: estas nuevas derechas se han propuesto incentivar nuestros odios, transformar nuestras frustraciones ya no en parálisis sino en agresión frente a la familia, frente al par, frente al vecino. Ahora sí se nos propone desatar la violencia contenida contra el inmigrante, el desocupado, el piquetero, el negro, el vendedor ambulante, el ratero, el manifestante urbano, la abortera, el árabe, el gitano o el judío (…) Exactamente de eso se trata el fascismo en tanto política social, no de una violencia política direccionada y contenida como fue la de los años setenta” (Feierstein 2019, p. 15).

En el plano global, Enzo Traverso hace algunos años lo viene advirtiendo: “las nuevas derechas radicales son un fenómeno heterogéneo, muy mezclado” (Traverso 2018, p. 18). Entre las definiciones ideológicas, Milei se define dentro de las corrientes libertarias como: “anarcocapitalista de largo plazo y minarquista de corto” (Stefanoni 2021b). Mientras que en el ámbito regional es inevitable trazar similitudes con el ex presidente de Brasil, Jair Bolsonaro.

Pero, más allá de la amistad entre ambos personajes, las similitudes y diferencias ideológicas, es preciso también comprender las razones por las cuales ambos pudieron llegar a la presidencia. Tal como señalaba Ariel Goldstein en 2019 sobre el proceso que permitió la llegada de Bolsonaro a la presidencia de Brasil, la pregunta sobre el carácter fascista o no del candidato derechista era una cuestión de intelectuales y no de las mayorías. Goldstein señalaba: “La elección por Bolsonaro o Lula no era un tema ideológico para varias personas, sino el tema de quien podría restaurar el orden en medio del caos” (Goldstein 2019, p. 17).

Tal como lo demostró la vuelta de Lula a la presidencia en 2022, los triunfos de la ultraderecha en la región no solo expresan una amplia o mayoritaria fascistización de la sociedad demostraron también la inestabilidad aún mayor a la que estos grupos llevaron al país. El escenario político y social argentino expresa que las ideas de Milei no son lo más relevantes para definir el devenir de su gobierno, sino su capacidad o incapacidad para resolver los principales problemas del país.

Con la limitación de poder ahondar en este asunto, es preciso avanzar comprendiendo que la ideología de Milei claramente tendrá un impacto inmediato en la orientación de sus decisiones y la geopolítica de su gobierno, pero no necesariamente será aquello que en un corto plazo determine su éxito o su fracaso para la sociedad argentina.

Para analizar la orientación de la política internacional de Milei, también es preciso tener en cuenta que en Argentina, por primera vez desde 1983, ni el Partido Justicialista ni la Unión Cívica Radical son parte del poder ejecutivo nacional. En materia de política exterior, María Cecilia Míguez sostiene que las decisiones y orientaciones de estos partidos estuvieron lejos de tener coincidencias no solo entre ellos sino al interior de estos mismos partidos. La “gran divisoria de aguas” desde el regreso de la democracia no se dio entre los posicionamientos abstractos de estos partidos sino entre “quienes asumieron el neoliberalismo -vaciando a las tradiciones nacionalistas en nombre del pragmatismo-, quienes lo aceptaron y, por último, minoritariamente quienes lo resistieron” (Míguez 2013, p. 277).

El marco establecido por Míguez, que analiza el periodo 1983–2013, queda más claro cuando se analiza el tablero político argentino de las últimas dos décadas. Con la llegada a la presidencia de Néstor Kirchner primero, y de Cristina Fernández de Kirchner luego, los gobiernos peronistas quedarían ligados a la reivindicación de las tradiciones nacionales, enfrentados a la orientación neoliberal y en la búsqueda por obtener un mayor margen de autonomía ante Estados Unidos. La llegada al Gobierno de Macri en 2015 resultó una reacción liberal a esos gobiernos, así como en la actualidad Milei representa una reacción al gobierno peronista de Alberto Fernández.

Uno de los eventos geopolíticos más importantes que se protagonizó en Argentina en el siglo XXI fue la derrota del proyecto del ALCA en el año 2005 en la ciudad de Mar del Plata. El proyecto de crear una gran área de libre comercio impulsada por Estados Unidos en todo el continente, tal como el mismo Bush señalaba -y recordó en una entrevista el ex canciller Jorge Taiana- consistía en cómo se defendía EE.UU. de China en la región (Taiana 2016, p. 812). La derrota del ALCA propiciada por movilizaciones populares y apoyada desde el gobierno de Néstor Kirchner marcaría en adelante una apuesta de los gobiernos peronistas por la integración latinoamericana y avanzar en la coordinación con las potencias emergentes como China. Esta orientación geopolítica fue interrumpida deliberadamente por el gobierno de Macri y busca ser sepultada por Milei que ya definió como sus principales aliados estratégicos a Estados Unidos y a Israel.

2 Los problemas económicos y la inestabilidad política en Argentina

Con el cambio de Gobierno de diciembre de 2023, son evidentes las rupturas ideológicas y las alianzas geopolíticas que se proponen desde el mismo. Pero en lo que hay una gran continuidad es en la serie de problemas que afronta el Estado argentino y su sociedad. Sin adentrarnos en las causas profundas de estos asuntos, es necesario señalar que con la llegada de Milei a la presidencia ni el endeudamiento, ni la inflación ni la inestabilidad política encuentran soluciones eficientes en un corto plazo.

Tal como señala Noemí Brenta antes de que existiera el actual ciclo de endeudamiento: “En su condición de país periférico, Argentina es muy vulnerable en su sector externo, a tal punto que las principales crisis del país siempre estuvieron ligadas a dificultades en sus pagos internacionales” (Brenta 2016, p. 195). Tan significativo es el vínculo entre crisis y deuda que puede entenderse como un cierre de la gran crisis del 2001 la decisión del gobierno de Néstor Kirchner de pagarle 11 mil millones de dólares al Fondo Monetario Internacional en enero de 2006 (Rapoport 2010, p. 476). En los posteriores años durante los gobiernos de Cristina Fernández de Kirchner, se llevaron adelante sucesivos canjes de deuda que en la práctica implicaron un desendeudamiento histórico para el país.

El ciclo de endeudamiento se reinició con la llegada al Gobierno de Mauricio Macri cuando entre abril de 2016 y el mismo mes de 2018 se emitió deuda entre el Estado nacional, privados y provincias por un monto que alcanzó los 88 095 millones de dólares. Ante la primera corrida cambiaria de 2018 en el mes de abril el ejecutivo acudió nuevamente al Fondo Monetario Internacional para solicitar un primer crédito que resultaría insuficiente ante una nueva corrida cambiaria en el mes de agosto. Hasta el fin del mandato de Macri en diciembre 2019, el FMI desembolsó 39 094 millones de dólares (Asiain y Zeolla 2020, p. 248).

La institución financiera le otorgó al país el préstamo más grande de su historia que violaba incluso el artículo VI de su Convenio Constitutivo, el cual impide el uso de fondos para países que enfrentan “una constante o sostenida salida de capitales” (International Monetary Fund 2011). En 2020 Mauricio Claver-Carone, quien era el representante de EE.UU. ante el FMI cuando se realizaron los primeros desembolsos a la Argentina, declaró públicamente que el entonces presidente Donald Trump dio el apoyo decisivo para que se hicieran los desembolsos a la Argentina incluso a pesar de la resistencia de otros países y de integrantes del staff de la institución (Lejtman 2020).

El gobierno de Macri desde un comienzo se caracterizó por una alta fuga de capitales y remisión de utilidades de empresas al exterior. En los primeros años ese esquema de acelerado endeudamiento acompañado de fuga de divisas se mantuvo con altas tasas de interés que intensificaban la “bicicleta financiera” (Manzanelli and Gonzalez y 2017, p. 217). Pero ante la devaluación de abril de 2018 se terminó con ese patrón de acumulación financiera que dio lugar a una profunda crisis de la economía nacional.

El acelerado y enorme endeudamiento en dólares fue y es uno de los factores determinantes de la debilitada economía argentina que tiene en la inflación y en la devaluación de la moneda nacional algunos factores más visibles para la sociedad (Gráfico 1á Gráfico 4).

Gráfico 1: 
Elaboración propia del Índice de Precios al Consumidor. Fuente: Datos del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos y la Dirección General de Estadísticas y Censos del Gobiernos de la Ciudad de Buenos Aires (en 2014 y 2015).
Gráfico 1:

Elaboración propia del Índice de Precios al Consumidor. Fuente: Datos del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos y la Dirección General de Estadísticas y Censos del Gobiernos de la Ciudad de Buenos Aires (en 2014 y 2015).

Gráfico 2: 
Elaboración propia de la evolución del tipo de cambio del dólar oficial del BCRA y el dólar ilegal (denominado blue) en valores nominales al último día de cada año. Fuente: dolarito.ar.
Gráfico 2:

Elaboración propia de la evolución del tipo de cambio del dólar oficial del BCRA y el dólar ilegal (denominado blue) en valores nominales al último día de cada año. Fuente: dolarito.ar.

Gráfico 3: 
Elaboración propia de la evolución del porcentaje de devaluación interanual del peso respecto al valor del dólar oficial y del dólar ilegal (o denominado blue) al último día hábil del año. Fuente: dolarito.ar.
Gráfico 3:

Elaboración propia de la evolución del porcentaje de devaluación interanual del peso respecto al valor del dólar oficial y del dólar ilegal (o denominado blue) al último día hábil del año. Fuente: dolarito.ar.

Gráfico 4: 
Elaboración propia de la evolución del comercio total entre Argentina y China en millones de USD y del saldo comercial de Argentina. Incluye valores de exportación FOB e importaciones CIF. Fuente: Datos del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos.
Gráfico 4:

Elaboración propia de la evolución del comercio total entre Argentina y China en millones de USD y del saldo comercial de Argentina. Incluye valores de exportación FOB e importaciones CIF. Fuente: Datos del Instituto Nacional de Estadísticas y Censos.

La economía argentina arrastra problemas de hace más de una década que difícilmente podemos abordar en este trabajo. Pero es preciso destacar para entender la coyuntura económica del país que desde el endeudamiento en 2018 con el Fondo Monetario Internacional durante la administración Macri, así como del acuerdo renegociado en marzo de 2022, tanto la inflación como la devaluación de la moneda nacional se dispararon hacia nuevo picos. La debilidad de la economía nacional y las sucesivas crisis tienen sus consecuencias sociales y políticas.

Según el Observatorio de la Deuda Social Argentina de la Universidad Católica Argentina, la pobreza se disparó del 30 % en 2015 al 44,7 % de los argentinos en 2019. Mientras que la indigencia entre esos años creció del 6,6 % al 9,6 % (2023). La inestabilidad macroeconómica deja huellas claras en la sociedad argentina que al momento de elegir a futuros gobiernos en 2015, 2019 y 2023 lo ha hecho por aquellas alternativas que se oponen al gobierno de turno. Ni Cristina Fernández de Kirchner, ni Mauricio Macri, ni Alberto Fernández han logrado que sus sucesores sean de su misma coalición política.

Pero Argentina tampoco es una unidad económica aislada del mundo. Tal como señala María Cecilia Míguez, se trata de un país periférico, donde la dependencia es estructural y cualquier intento de autonomía implica un quiebre o debilitamiento de su dependencia. Míguez señala que la política exterior en este tipo de países tiene una característica particular: “es un área profundamente imbricada con la política económica doméstica y con los procesos sociales y políticos internos” (Míguez 2013, p. 271).

La politóloga argentina llegaba a esta conclusión luego de analizar los cambios en la política exterior argentina entre 1983 y 2013, cuando tanto el peronismo como el radicalismo se alternaron en el gobierno. Sus conclusiones se mantienen vigentes una década después ante la posibilidad de entender qué sucedió con los gobiernos de Macri, Fernández y con el nuevo gobierno de Milei y su política exterior. Así como existieron actores internacionales que colaboraron y son corresponsables con la desestabilización del país como es el caso del Fondo Monetario Internacional desde el gobierno de Macri también el vínculo con la República Popular China se puede entender en clave con los principales problemas económicos y sociales que enfrentó y enfrenta Argentina.

3 El protagonismo de China ante los problemas argentinos

3.1 El comercio, las inversiones y el vínculo financiero

El vínculo bilateral entre Argentina y la República Popular China se ha incrementado cuantitativa y cualitativamente en lo que va del siglo XXI. El rasgo más sobresaliente de esta relación para la economía argentina se encuentra en el crecimiento de las transacciones comerciales que convirtieron a China en el segundo socio de mayor relevancia comercial después de Brasil. En el año 2002 el intercambio comercial alcanzaba los 1 423 millones de dólares, en el año 2022 alcanzó los 25.431 millones.[1]

El creciente vínculo comercial en los primeros años del siglo XXI le permitió a la Argentina mantener una balanza comercial positiva hasta el año 2007. Desde entonces se acumulan sucesivos déficits que solo mermaron en función de bruscas devaluaciones como la de 2018. A lo largo de la última década (2012–2022), este déficit comercial alcanzó una suma de 62 608 millones dólares.

El sostenido déficit comercial que mantiene Argentina con China tampoco permite lecturas unilaterales. En la última década (2012–2022), el país obtuvo un superávit comercial de 41 024 millones de dólares a pesar de haber aumentado la relación asimétrica con el país asiático. Las importaciones de China particularmente en lo que respecta a maquinaria, insumos tecnológicos o bienes intermedios para las industrias locales ganaron lugar respecto a las importaciones que previamente se realizaban desde otros países. Así también es preciso comprender que el aumento de exportaciones (particularmente a países como Brasil) están estrechamente ligadas al aumento en la demanda de insumos desde China como ejemplifica el funcionamiento de la industria automotriz.

A lo largo de la última década, desde Argentina se intentó mejorar esta situación a partir de las exportaciones de nuevos productos como la carne y la cebada (que prácticamente no aparecían hace una década en la lista de productos exportados) aunque están lejos de ayudar a alcanzar un equilibrio comercial. Teniendo en cuenta estas limitaciones, es importante considerar que, durante el último gobierno de Cristina Fernández de Kirchner, se declaró la relación entre los dos países como una “asociación estratégica integral” en 2014, se buscó complementar el vínculo económico bilateral incentivando inversiones estratégicas de capitales chinos en el país e instrumentando herramientas financieras como los intercambios de monedas entre bancos centrales (conocidos como swap).

3.2 China ante la pandemia, el endeudamiento y la sequía en Argentina

En un contexto económico local sumamente complejo durante los últimos cuatro años, la República Popular China se transformó en un aliado fundamental para la Argentina. Además de avanzar en inversiones estratégicas como las represas de Santa Cruz, las empresas que se proponen procesos de industrialización del litio o empresas tecnológicas y de producción de fertilizantes, China se convirtió en un actor clave de los principales eventos que complicaron al país.

Ante el desafío inédito que representó la pandemia del COVID-19 a través de la “Operación Shanghai” se llevaron a cabo 42 vuelos que transportaron 1 500 toneladas de insumos en 2020. Luego, en 2021, se lograron 35 millones de dosis de vacunas. Tal como sostuvo Sabino Vaca Narvaja, ex embajador en Beijing: “La cooperación sanitaria que nos brindó China no encuentra precedentes en la historia argentina” (Vaca Narvaja 2022, p. 10).

Otro importante ejemplo de cooperación se dio a partir de la utilización de yuanes para que Argentina pudiera afrontar tanto el pago de importaciones como vencimientos con el Fondo Monetario Internacional. Argentina y China tienen una historia de intercambio de monedas que se mantuvo entre 2009 y 2012 por un monto equivalente de 10 200 millones de dólares. Luego en 2014 con motivo de visita de Xi Jinping a Buenos Aires se firmó el swap entre bancos centrales por un equivalente a 11 000 millones de dólares (Restivo 2022, p. 74). Posteriormente, en noviembre de 2018, durante el gobierno de Macri, se dio una renovación y ampliación por un total de 19 000 millones.

En 2023 Argentina padeció la sequía más importante de las últimas décadas que impactó sustancialmente en la caída de las exportaciones. Las pérdidas totales se estimaron en 19 000 millones de dólares y afectaron severamente a las reservas del Banco Central para afrontar los vencimientos de deuda y los pagos de importaciones (2023). Ante esta coyuntura difícil para la economía nacional, en los meses de abril y mayo se activó el uso del swap que permitió a Argentina usar el equivalente a 1 830 millones de dólares para pagar importaciones de China. El primer tramo de swap que permitió activar la libre disponibilidad de yuanes alcanzó el equivalente de 5 000 millones de dólares y fue utilizado principalmente para pagar vencimientos con el Fondo Monetario Internacional entre los meses de junio y noviembre.

Luego del viaje del ex ministro de Economía, Sergio Massa, en el mes de junio, y de una intensa coordinación entre ambos gobiernos en el mes de octubre se acordó una ampliación de yuanes de libre disponibilidad por un monto equivalente a 6 500 millones de dólares. En esta oportunidad, el uso de esos yuanes quedaría pendiente de negociación en caso de que se diera un cambio de gobierno en Argentina en los próximos meses.

Al momento de finalizar el gobierno de Alberto Fernández el swap resultaría fundamental para el Banco Central en tanto que constituía el 84 % de las reservas brutas y resultaría vital para que Argentina pudiera evitar caer en default con el Fondo Monetario Internacional. Además, la libre disponibilidad de yuanes para el pago de importaciones, permitió mermar relativamente la enorme deuda acumulada por importaciones que se estimaba en 58 000 millones de dólares (Maza 2023).

La cooperación del gobierno chino para facilitar el uso de esta herramienta financiera demostró la vocación de colaborar para que Argentina intentara superar la dramática situación que atravesaba. Incluso, es preciso destacar que mientras el mismo Fondo Monetario Internacional le imponía a la Argentina una tasa de interés que rondaba el 8,2 %, el uso de yuanes de libre disponibilidad alcanzaba una tasa del 6 %.

4 El estrechamiento de vínculos institucionales

La dramática situación económica afrontada por Argentina al final del gobierno de Alberto Fernández no debería opacar los cuatro años de mayor intensidad en las relaciones bilaterales entre ambos estados. Uno de los primeros grandes pasos se dio en abril de 2021 cuando se oficializó el ingreso de Argentina al Banco Asiático de Inversión en Infraestructura (BAII, por sus siglas en inglés) y en octubre de 2023 el directorio del banco aprobó el desembolso del primer préstamo por un monto de 65 millones de dólares. La incorporación a la institución financiera creada en 2014 es impulsada por China con el 30 % del capital e integrada por otros 92 miembros. La decisión de Argentina de sumarse a dicha institución fue comprendida como parte de la incorporación a la Iniciativa de la Franja y la Ruta (IFR) que se concretaría menos de un año después.

Tal como señala el sinólogo argentino Gustavo Girado, la Iniciativa de la Franja y la Ruta es “la mayor iniciativa de infraestructura que tiene lugar en este momento en el mundo” y es diseñada, promovida y financiada desde China con el objetivo de promover su paso de país dependiente para avanzar en el camino de su independencia. Esta iniciativa busca comprometer a sus socios en una trayectoria de beneficios mutuos (Girado 2021, p. 37). En el Libro Blanco, publicado por el Gobierno chino en octubre de 2023 sobre la Iniciativa de la Franja y la Ruta, se señalan los principales logros de esta propuesta al cumplirse una década de su comienzo. Se destacan en cuestiones logísticas la instalación de 117 puertos, 103 acuerdos comerciales sobre transporte aéreo, la puesta en funcionamiento de la línea de ferrocarril China-Europa que une a 200 ciudades en 25 países. Respecto al comercio se destaca el promedio de crecimiento del comercio con los países que integran la IFR aumentando en un promedio de 6,4 % anual mientras que 13 bancos fundados en China se establecieron en 50 países. Entre las principales herramientas para llevar adelante las inversiones se destaca el Fondo de la IFR que firmó acuerdos para 75 proyectos por 22 000 millones de dólares, el Banco Asiático de Inversión en Infraestructura que alcanzó los 116 miembros y ha aprobado 227 proyectos por un monto de 34 600 millones, y el China Exim Bank que otorgó créditos para 1 300 proyectos en más de 130 países por un monto superior a los 400 000 millones para inversiones y 2 billones para el comercio (The State Council Information Office of the People Republic of China 2023).

En febrero de 2022 cuando el presidente Alberto Fernández visitó Beijing al conmemorarse 50 años de la relación bilateral se dio el hito histórico de la incorporación formal de Argentina a la IFR a partir de la firma del Memorandum entre ambos cancilleres. Esta decisión tuvo una gran implicancia geopolítica en tanto que Argentina se convirtió en el país de mayores dimensiones económicas del continente americano en avanzar en la firma del Memorandum de incorporación a la IFR. Simultáneamente a la firma de ese documento (y otros siete más) el Gobierno argentino anunció la futura concreción de inversiones por un monto total de 23 mil millones de dólares.[2]

Pero las grandes decisiones geopolíticas respecto al vínculo bilateral no se limitarían a la incorporación de Argentina a la IFR. En septiembre de 2015, la ex presidenta Cristina Fernández de Kirchner, le había solicitado al actual presidente de Brasil Lula da Silva que intercediera para que Argentina se incorpora a los BRICS y finalmente en agosto de 2023 Argentina lograría ese objetivo (Sputnik 2015). En la XV Cumbre de Johannesburgo, tanto Lula como Xi Jinping serían impulsores de que Argentina se sumara a los BRICS junto Arabia Saudita, Emiratos Árabes Unidos, Egipto, Etiopía e Irán.

El BRICS surgido en 2001 como acrónimo de artículos de investigadores de Goldman Sachs se transformó en una institución en 2008. Tal como señala Mario Guerrero, no se limita a un Foro como otras instituciones globales: “El BRICS, es entendido como una institución debido a que cuenta con tres recursos característicos de ese tipo de organización: espacios de deliberación, sistemas de información comunes e incentivos positivos y negativos” (Guerrero 2023, p. 19). Según las estadísticas brindadas por los cinco países que lo conformaban hasta 2023, cuentan con el 29,4 % del territorio y el 47,2 % de la población mundial (BRICS 2022, p. 18), además de que sus países reunen el 25,9 % del PBI global. También señala Guerrero: “El grupo comparte el objetivo central de reformar el sistema internacional a los fines de tornar las instituciones que lo componen en organismos multipolares, deliberativos y representativos” (Guerrero 2023, p. 354) (Tabla 1).

Tabla 1:

Evolución del PBI en precios corrientes (Billones de dólares actualizados).

Año 2000 2012 2022
PBI global 33,85 75,53 100,56
PBI G7 22,1 65,2 % 35,36 46,8 % 43,76 43,51 %
PBI BRICS 2,74 8,1 % 15,45 20,4 % 26,06 25,9 %
PBI BRICS + 5* 3,22 9,51 % 17,88 23,6 % 28,63 28,4 %
PBI Argentina 0,31 0,91 % 0,57 0,75 % 0,63 0,62 %
  1. Elaboración propia de la evolución del PBI en precios corrientes. Fuente: Banco Mundial y BRICS: Joint Statistical 2022. *BRICS + Arabia Saudita, Egipto, Emiratos Árabes Unidos, Etiopía e Irán.

La aceptación formal del Gobierno argentino de incorporarse a los BRICS luego de la Cumbre de Johannesburgo demostró la evidente voluntad de sumarse al bloque de países emergentes que en lo que va del siglo XXI tuvieron un gran crecimiento económico y mayor coordinación diplomática. El progresivo protagonismo de los BRICS, expresando una perspectiva de construcción de un mundo multipolar, le ha quitado protagonismo efectivo al G7 (que desde 2014 excluyó a Rusia) y permitió importantes avances en la coordinación en instituciones multilaterales (como la ONU o el G20). Argentina se posicionó con el gobierno de Alberto Fernández a favor de fortalecer esta tendencia global a pesar de que en lo que va del siglo XXI su economía perdió protagonismo relativo. Este intento de mejorar el vínculo con los países emergentes no hubiera sido posible sin el apoyo explícito de los líderes políticos de Brasil y China, con quienes se profundizaron y se fortalecieron las relaciones bilaterales en las últimas décadas.

Antes del gobierno de Alberto Fernández, el ex canciller Jorge Taiana señalaba: “El acelerado fortalecimiento de la relación bilateral sino-argentina tiene como eje importante un orden mundial en transición, un mundo que se encamina hacia un sistema multipolar más complejo, con un mayor número de actores protagónicos, con importantes modificaciones en la correlación de fuerzas y en el grado de autonomía de los Estados” (Taiana 2018, p. 190). Durante los cuatro años del gobierno peronista, este acelerado fortalecimiento de la relación bilateral, además de consolidarse con la cooperación durante la pandemia o la activación del swap, se consolidó institucionalmente a través de la IFR y la incorporación al BRICS.

También es preciso reconocer que este vínculo tuvo sus trabas. La relación bilateral sino-argentina se encontró siempre amenazada y bajo las presiones de Estados Unidos. Con la administración demócrata de Joe Biden se dieron sucesivas declaraciones y viajes de funcionarios norteamericanos que tuvieron influencia para frenar el curso de la relación bilateral. Es preciso desatacar a la Jefa del Comando Sur Laura Richardson con sus declaraciones y visitas al país en abril de 2022 y de 2023 y a la integrante del Departamento de Estado Ann Ganzer que presidió a una delegación de 15 funcionarios del Departamento de Estado en abril de 2022. En buena medida debido a la presión de Estados Unidos, no se realizó la construcción de la central nuclear Atucha III (Villasenin 2022), se postergó la licitación de la red de conexiones 5G para dificultar el ingreso de empresas chinas y se evitó la compra de aviones caza fabricados en el país asiático. Otros proyectos que se vieron frustrados a partir de campañas que atacaban a las inversiones chinas en el país fueron la instalación de granjas porcinas para la exportación en 2020 y la instalación de un puerto multipropósito en la ciudad de Río Grande. En términos generales, el vínculo bilateral se fortaleció de una forma acelerada pero tuvo dificultades al no estar al margen de las disputas globales que tienen particular influencia en Latinoamérica.

5 El nuevo gobierno y su relación con China

En reiteradas declaraciones antes de ser presidente, Milei sostuvo que no haría pactos con “comunistas” porque eso iría contra su moral aunque reiteró a lo largo de su campaña electoral que no rompería relaciones diplomáticas y permitiría el comercio libremente con China (Bloomberg 2023). En el último debate presidencial llegó a decir que se podría venderles a través de triangulaciones y deslizó la idea de que otro país podría reemplazar la demanda de China (Sancio 2023). También en sucesivas intervenciones señaló que sus aliados geopolíticos serían Estados Unidos e Israel.

Los sistémicos ataques de Milei a la República Popular China y a su sistema de gobierno durante sus discursos fueron una reproducción criolla de los ataques que el trumpismo realizó en Estados Unidos durante sus años en la presidencia. Con más énfasis en su rechazo al comunismo, el actual presidente argentino se posiciona como un abanderado de Occidente frente al creciente protagonismo de China en el mundo. Durante su gestión veremos cuan fiel será a sus preceptos ideológicos que lo llevaron a un rechazo abierto al gobierno chino o cuan pragmático será para afrontar los desafíos económicos que enfrenta su gobierno.

Luego del triunfo electoral de Milei, la canciller Diana Mondino recibió a Wang Wei, el embajador chino en Buenos Aires, que le entregó una carta de Xi Jinping felicitándolo por el resultado. La misma fue respondida por el nuevo presidente argentino que lo invitó a su asunción el 10 de diciembre. En dicha fecha el enviado de Xi Jinping para la asunción sería el vicepresidente del Comité Permanente de la Asamblea Nacional, Wu Weihua. En una reunión el martes 12 de diciembre, Wu le aclaró cuáles debían ser los pasos para solicitar la renovación de los yuanes de libre disponibilidad del swap que estaban pendientes.

A pesar del envío de la carta correspondiente por parte de Milei, durante los primeros meses de su gobierno no se renovaría el uso de yuanes de libre disponibilidad acordados durante el gobierno anterior y la situación empeoraría progresivamente.

La decisión política de mayor trascendencia que atentó contra la relación bilateral fue el rechazo de Argentina de efectivizar su incorporación al bloque ampliado de los BRICS, rechazo que además sumó tensiones a la ya deteriorada relación con Brasil. La incorporación que debía efectivizarse el 1 de enero de 2024 fue uno de los anuncios de campaña de Milei que efectivamente se cumplió. Este alejamiento confirmó la dimensión histórica de la ruptura que propone Milei respecto al vínculo con la República Popular China y que llena de incertidumbre las perspectivas futuras sobre la relación bilateral.

Para comprender el vínculo entre el nuevo gobierno de Milei y la República Popular China es preciso contrastar sus decisiones con la historia de esta relación bilateral iniciada en febrero de 1972. El posicionamiento ideológico de Milei va a contramano de la práctica de todos los gobiernos que asumieron posiciones de derecha o anticomunistas en Argentina. El establecimiento de la relación bilateral hace más de cinco décadas se dio bajo el gobierno de la dictadura de la Revolución Argentina. A pesar del carácter anticomunista de la dictadura, el presidente Alejandro Lanusse asumió lo que el entonces canciller Luis María de Pablo Pardo entendió como “una política exterior transideológica”, en la cual se priorizaban los intereses políticos del Estado nacional (De Pablo Pardo 2016, p. 370). En aquel momento la dictadura argentina incluso apresuró la apertura de relaciones con la República Popular China antes del famoso viaje de Nixon a Beijing para que se evitara la interpretación de un seguidismo a la política norteamericana.

Otro precedente a contramano de la posición ideológica de Milei respecto al vínculo con la República Popular China fue el llevado a cabo por la última dictadura cívico-militar (1976–1983) bajo la presidencia de Jorge Videla. Durante esos años se firmaron los primeros acuerdos comerciales e incluso se realizaron visitas de integrantes de la Fuerza Aérea Argentina a Beijing. A tal punto se fomentó el vínculo bilateral que Videla se convertiría en el primer presidente argentino en realizar una visita oficial en junio de 1980, en la cual se reuniría con Deng Xiaoping y con Hua Guofeng (Taiana 2022, p. 191).

El nuevo gobierno de Milei apela discursivamente a una reivindicación de las posiciones geopolíticas llevadas a cabo durante el menemismo (1989–1998). Lo que pareciera no tener en cuenta es que luego de los sucesos de Tiananmen y la caída del muro de Berlín cuando Estados Unidos apostaba a las sanciones y el aislamiento de Beijing, el gobierno menemista no se plegó a esa orientación sino todo lo contrario. En mayo de 1990 Yang Shangkun sería el primer presidente chino en visitar Argentina y fue recibido por el presidente Carlos Menem y su canciller Domingo Cavallo. Mientras que en noviembre de ese mismo año Menem sería el primer mandatario extranjero en visitar Beijing luego de los sucesos de 1989. Cavallo en una entrevista al historiador Francisco Taiana resaltó al respecto: “Él -por Menem- no tenía prejuicios ideológicos y veía que era muy importante llevarse bien con todos los países del mundo y no meterse necesariamente en los conflictos entre países (…) eso no significaba que él iba a hacer todo lo que quería Estados Unidos” (Taiana 2022, p. 274).

El gobierno argentino que hasta el momento había mantenido una relación más conflictiva con Beijing fue el de Mauricio Macri. En los primeros años de su gestión antes de las devaluaciones y acudir al FMI en 2018 se bloquearon las inversiones estratégicas en obras de infraestructura como las represas Cepernik y Kirchner en Santa Cruz, así como la construcción de una nueva central nuclear con financiamiento y tecnología proveniente de China. Pero tal como señala Francisco Taiana: “Frente a un escenario cada vez más lúgubre, Macri se vio forzado a recalibrar su actitud hacia Beijing, aunque nunca dejó de priorizar su relación con EE.UU” (Taiana 2022, p. 431). A pesar de no haber firmado el memorándum para que Argentina se incorpore a la Iniciativa de la Franja y la Ruta, Macri participó al segundo Foro de la Franja y la Ruta en mayo 2017, y también durante su periodo de gobierno se firmaron 46 acuerdos, convenios y memorándums, en su mayoría durante la visita de Xi Jinping a Buenos Aires con motivo de la celebración de la cumbre del G20 en 2018.[3] También luego de sucesivas devaluaciones en 2018, en noviembre de ese año, el Presidente del Banco Central, Guido Sandleris, logró duplicar el swap con el banco central chino por un monto equivalente a los 19 mil millones.

El posicionamiento ideológico de Milei ante China deja a la Argentina afuera de la ampliación de los BRICS y prácticamente ignora por ahora la incorporación del país a la Iniciativa de la Franja y la Ruta. El uso de los swap que benefició al país en coyunturas de dificultades financieras no se logró ampliar y además está en duda aún si durante 2024 China exigirá devolver los yuanes que se utilizaron para pagar importaciones el año anterior (lo cual pondría en claros aprietos al gobierno argentino).

Además de esas decisiones con consecuencias inmediatas en términos diplomáticos, la relación bilateral se ha debilitado aceleradamente. Si bien con la designación del nuevo embajador en Beijing, Marcelo Suarez Salvia -un diplomático de carrera y ex embajador en Trinidad Tobago-, buscó descomprimir las tensiones, a los pocos días Milei publicó en la red social X una crítica al sistema judicial de China (Taglioni 2023). El mayor escándalo diplomático llegaría a fines de diciembre cuando la canciller Diana Mondino recibió a Miao-hunga Hsie, titular de la oficina Comercial y Cultural de Taiwan, que ya había tenido encuentros previos con dirigentes del partido La Libertad Avanza liderado por Javier Milei. El encuentro extraoficial se haría público no a partir de un comunicado de Cancillería sino por la publicación de una foto informal de la representante de Taiwann en el Palacio San Martín. Semejante escándalo llevó a que la canciller se viera obligada a ratificar el principio de “una sola China” en su posterior reunión con el embajador chino en Buenos Aires, Wang Wei, el 12 de enero y con su par chino, Wang Yi, el 18 de febrero en Munich (El 2024).

Durante los últimos días de abril de 2024, la canciller Diana Mondino visitó Beijing con el claro objetivo de retomar las relaciones diplomáticas por carriles normales. Ella mantuvo reuniones con el vicepresidente y el ministro de relaciones exteriores de China. Además, junto al presidente del banco central argentino, Santiago Bausili, se reunió con el presidente del Banco Popular de China para analizar la situación del swap y con el viceministro de Comercio y Representante para el Comercio Internacional. Durante esas reuniones se buscó disipar la tensión en la relación bilateral sobre los fines del uso de la base de investigación espacial en la provincia de Neuquén o la construcción de represas en Santa Cruz, además de que se recalcaron los acuerdos entorno a la cuestión Malvinas y de la política de “una sola China”. El intento por descomprimir la tensión llevó a que Diana Mondino brindara una entrevista a la televisión china a través del canal CGTN en la que resaltó que la Iniciativa de la Franja y la Ruta podría impulsar un gran avance para la economía argentina.[4]

Pero al finalizar su visita a China, la delegación argentina, a diferencia de las delegaciones anteriores, no pudo mostrar ningún resultado proactivo respecto a las principales problemáticas de Argentina, ni siquiera logró despejar el compromiso financiero respecto al vencimiento del swap en los siguientes meses. Para colmo de la difícil situación, al regreso de su viaje, en París la canciller en una entrevista al diario Clarín[5] hizo referencia a la población china destacando: “son todos iguales”. Esa declaración la asoció a posiciones sinofóbicas que la llevaron a realizar sucesivas desmentidas en diversos medios de comunicación.

La resolución de los vencimientos del swap por un monto de 4.900 millones de dólares en los meses de junio y julio obligó al banco central argentino a lograr una reprogramación de pagos a último momento que fue concedida por la contraparte china. Debido a la falta de planificación respecto a la relación bilateral del lado argentino se esperó hasta las últimas horas corriendo el serio riesgo de afrontar una situación de incumplimiento general de sus compromisos financieros.

En el mediano plazo, una gran diversidad de crisis pueden abrirse en la relación de Milei con el gobierno chino. Países como Colombia o España han tenido que convocar a sus embajadores en Buenos Aires luego de declaraciones agraviantes del presidente argentino, así como las embajadas de argentina en Brasil, México o Chile han sido convocadas por las cancillerías de esos países para responder por ataques. Las crisis diplomáticas abiertas por el gobierno de Milei y su canciller Diana Mondino no tienen antecedentes en la historia argentina. El incierto futuro del gobierno del presidente libertario tiene en la relación con la República Popular China un asunto en el cual se multiplican las incertidumbres que claramente estarán resaltadas o mermadas por la dinámica geopolítica global.

6 Milei ante la confrontación entre EE.UU. y China

Tal como señalan Esteban Actis y Nicolas Creus luego de la crisis del COVID-19, estamos ante un “bipolarismo entrópico” distinto al de la guerra fría del siglo pasado. Ellos destacan que: “Es posible identificar dos polos de poder estatal bien definidos, de cuya dinámica de cooperación o conflicto dependerán el manejo y el nivel de control sobre las tendencias disruptivas que emergen con cada vez mayor frecuencia e intensidad” (Actis and y 2020, p. 213). Estamos ante un bipolarismo marcado por el creciente poder de China y el declive relativo de Estados Unidos, pero no se trata del mismo bipolarismo del siglo XX entre la URSS y EE.UU. El mundo actual está marcado por profundos cambios tecnológicos y un mayor grado de interrelación económica. Hay una mayor complejidad y un mayor desorden luego de un periodo marcado por una globalización con liderazgo unipolar.

La incertidumbre desatada por el desorden global tal vez impide verificar las consecuencias en un corto plazo pero en apenas unos instantes se pueden desatar tendencias que rearman conflictos latentes. Los casos de la guerra en Ucrania y del conflicto palestino-israelí son dos ejemplos recientes de ello. Las tensiones dilatadas por sucesivas cumbres y reuniones recobran fuerza a partir de eventos que marcan la vigencia de conflictos estratégicos entre bloques de poder establecidos, señalan reclamos de nuevos países emergentes y expresan demandas históricas cuyas resoluciones aún están pendientes.

La llegada al gobierno de Milei se da en un contexto global complejo y sus decisiones se darán en el marco de estos eventos y tensiones que no parecen vislumbrar un éxito o derrota inmediata de los polos de poder existentes. Actis y Creus señalan: “Hoy el mundo necesita del liderazgo de EE.UU. y China por igual; ninguno está en condiciones de conducir sin el otro, mucho menos de imponerse y doblegar al otro. La interdependencia es tan grande e imbricada que cualquier ruptura sería sumamente costosa, no solo para las potencias, sino también para el resto de los actores del sistema en general” (Actis and y 2020, p. 279).

El complejo escenario global tendrá en 2024 un evento que será decisivo para el futuro de este bipolarismo entrópico y que indudablemente tendrá consecuencias en la gestión de la política internacional de Milei. Se trata de la próxima elección presidencial en Estados Unidos. La actual administración demócrata durante la campaña electoral en Argentina se ha encargado de enviar mensajes de apoyo al candidato peronista Sergio Massa y de advertir sobre los peligros que podría representar el triunfo de Milei, que en más de una ocasión se reivindicó como un seguidor de Donald Trump. Una vez en el gobierno, a pesar de mantener contactos con la Casa Blanca, los vínculos con el líder republicano se mantienen sumamente vigentes. Esta situación tuvo una expresión muy evidente cuando el último 23 de febrero Milei recibió al secretario de Estado Antony Blinken en la Casa Rosada y el mismo 24 de febrero el presidente argentino junto a Trump participó de la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC) en Washington.

En caso de que el ex presidente norteamericano volviera a la Casa Blanca en 2024, la orientación ideológica en contra de China y su gobierno encontraría un aliado en el gobierno argentino. Milei no solo reivindica el anticomunismo sino que comparte con Trump decisiones rupturistas con el orden internacional vigente. Estas coincidencias van desde la posición de instalar la embajada en Israel en la ciudad de Jerusalén o el rechazo a todo el conjunto institucional que considera propia del globalismo (FMI, BM, OMS, OMC, etc.).

Teniendo en cuenta la posibilidad de que el candidato republicano no vuelva a la presidencia, el marco de alianzas internacional del gobierno de Milei se mantendría sumamente débil. En este contexto global, el gobierno de Milei no podrá dejar de enfrentar la difícil situación de debilidad del Estado argentino en cuestiones económicas en relativa soledad. Y, debería comprender tal como señalaba Keneth Waltz: “Los Estados débiles operan con márgenes estrechos. Los actos inoportunos, las políticas defectuosas y los movimientos mal calculados tienen resultados fatales” (Waltz 1979, p. 284). En el futuro se definirá si Milei prioriza los intereses del Estado argentino (rompiendo con sus discursos precedentes) o les da rienda suelta a sus preferencias ideológicas.

El politólogo Carlos Escudé fue el teórico del realismo periférico que fomentó un mayor alineamiento de Argentina con EE.UU. durante la década de 1990. Él sostenía que en la proto jerarquía de orden interestatal hay tres tipos de Estados: 1) aquellos con suficiente poder como para contribuir al establecimiento de normas; 2) aquellos que se ajustan a las reglas existentes; y 3) los Estados parias que se rebelan contra las reglas sin poder establecer ninguna (Escudé 2012, p. 42). Comprendiendo los cambios geopolíticos de las últimas décadas, Escudé consideró que un ejemplo exitoso de la aplicación del realismo periférico fue el ascenso chino que pasó de ser un Estado que se adaptaba a las reglas globales y estaba marginado de sus instituciones a un Estado que comenzó a poder establecer normativas y tomar protagonismo. El nuevo gobierno de Milei, en lugar de entender el lugar de Argentina en un mundo con dos grandes polos de poder y aprovechar la posibilidad de interactuar con ambos, cuenta con el serio riesgo de transformar al Estado nacional en un Estado parias. Su gobierno sería incapaz de establecer normas y decidiría no tomar las reglas actuales. La ideología de Milei que rechaza a China y que no termina de ser aceptada por los principales liderazgos occidentales pueden llevar a la Argentina a la marginalidad en términos de influencia política global mientras que por sus recursos estratégicos aún mantenga alguna relevancia geopolítica. Las consecuencias para el país las definirán sus sucesivas decisiones prácticas como también el devenir de la política norteamericana en sus elecciones y en sus niveles de confrontación con China.


Corresponding author: Lucas Villasenin, Universidad de Buenos Aires, Buenos Aires, Argentina, E-mail:

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Received: 2024-02-29
Accepted: 2024-08-03
Published Online: 2024-10-03

© 2024 the author(s), published by De Gruyter and FLTRP on behalf of BFSU

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Downloaded on 21.11.2025 from https://www.degruyterbrill.com/document/doi/10.1515/sai-2024-0001/html
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