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XII. José santos chocano (1875-1934)

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Ensayos Sobre Literatura Latinoamericana
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XII JOSÉ SANTOS CHOCANO (1875-1934) Ahora que ha muerto el poeta laureado del Perú, es un deber dedicarle el estudio que siempre le negamos, a causa de que su vida fué la negación del ideal que nos hemos formado de la misión del poeta, ideal demasiado alto tal vez para los que se dedican al trato con las Musas en América. Vida violenta fué la suya, más de lo que conviene a un cul-tivador de la belleza. Nació, según él, al rumor de la trompe-tería y los años de su infancia fueron de lucha y de fragor: Cuando nací, la guerra llegaba hasta la sierra más alta de mi tierra; y al poner de repente mi pie dentro de un charco de sangre, el charco hirviente con una de sus gotas me salpicó la frente. Entre luchas, cárceles y amores, pasó su juventud, y ya hombre, rodó diez y siete años por tierras de América y de Europa. Conquistó mujeres, se batió en duelo, fué juglar ele-gante en ateneos, teatros y salones. En la mitad de su camino se detuvo y cantó: Hace ya diez años que recorro el mundo. ¡He vivido poco! ¡Me he cansado mucho! Quien vive de prisa no vive de veras, quien no echa raíces no puede dar frutos. Aduló a los tiranos de nuestro continente y se hizo pagar bien su adulación. En Venezuela cultivó relaciones con Juan Vicente Gómez; en México siguió a Pancho Villa y fué su consejero; en Guatemala fué hombre de confianza de Estrada Cabrera y después de la caída del tirano, el poeta fué conde-nado a muerte. Su prestigio lírico le salvó. Vuelto a su tierra 172
© 2020 University of California Press, Berkeley

XII JOSÉ SANTOS CHOCANO (1875-1934) Ahora que ha muerto el poeta laureado del Perú, es un deber dedicarle el estudio que siempre le negamos, a causa de que su vida fué la negación del ideal que nos hemos formado de la misión del poeta, ideal demasiado alto tal vez para los que se dedican al trato con las Musas en América. Vida violenta fué la suya, más de lo que conviene a un cul-tivador de la belleza. Nació, según él, al rumor de la trompe-tería y los años de su infancia fueron de lucha y de fragor: Cuando nací, la guerra llegaba hasta la sierra más alta de mi tierra; y al poner de repente mi pie dentro de un charco de sangre, el charco hirviente con una de sus gotas me salpicó la frente. Entre luchas, cárceles y amores, pasó su juventud, y ya hombre, rodó diez y siete años por tierras de América y de Europa. Conquistó mujeres, se batió en duelo, fué juglar ele-gante en ateneos, teatros y salones. En la mitad de su camino se detuvo y cantó: Hace ya diez años que recorro el mundo. ¡He vivido poco! ¡Me he cansado mucho! Quien vive de prisa no vive de veras, quien no echa raíces no puede dar frutos. Aduló a los tiranos de nuestro continente y se hizo pagar bien su adulación. En Venezuela cultivó relaciones con Juan Vicente Gómez; en México siguió a Pancho Villa y fué su consejero; en Guatemala fué hombre de confianza de Estrada Cabrera y después de la caída del tirano, el poeta fué conde-nado a muerte. Su prestigio lírico le salvó. Vuelto a su tierra 172
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